¿Podrían Lamine Yamal y Nico Williams ser los Eneas españoles del siglo XXI?
A primera vista, la respuesta es firme: ¡no!
Bueno, quizás sí: el tiempo lo dirá.
Veamos.
¿Quién es Eneas?
Eneas es el protagonista de La Eneida, epopeya romana escrita por el poeta Virgilio unos veinte años antes de Cristo.
¿Recordáis lo del caballo de Troya? Pues bien, Eneas era uno de los príncipes troyanos que tubo que salir por patas de allí para no ser asesinado por los griegos.
Guía a los supervivientes de Troya por una odisea sinfín de aventuras y desventuras hasta las tierras de Cartago. Allí, enamora a la reina Dido, pero por mandato de los dioses la deja más tirada que a una colilla para cumplir la misión a la que estaba destinado: tomar Roma.
Pero la clave aquí es por qué. ¿Por qué Virgilio escribe la Eneida?
Bien.
Virgilio era un poeta de renombre en la Roma del siglo I a.C.
Roma llevaba ya fundada más de setecientos años. Primero, había sido una monarquía. Luego pasó a ser una república y finalmente, cuando comenzó a expandirse, un Imperio.
¿El primer Emperador? Por supuesto, Augusto.
Augusto expandió los límites de Roma a través de numerosas conquistas. Y no lo hizo por casualidad ¡No! Sabía exactamente lo que hacía.
Era el Rodri de la Selección Española de Futbol, el Campazzo del baloncesto, el Miguel Ángel Rodriguez de Ayuso: trabajaba en lugares donde otros ni siquiera miraban. Siempre iba por delante. Pensaba por adelantado. Como mi madre cuando me decía, «no hagas eso que te vas a caer», y al final, siempre me caía.
Un ejemplo de esta actitud es La Eneida.
Augusto encargó al mejor poeta de la época escribir una epopeya sobre su Imperio. ¿Piensas que la mandó escribir para alabarse a sí mismo? No, eso solo lo hacen los tontos.
Encargó la obra para narrar los orígenes de Roma y sus habitantes. Quiso legitimar la grandeza de su pueblo y sus lazos casi divinos con los dioses. De alguna manera, intentó reescribir la historia sin que nadie se percatara, para legitimar su imperio como centro del universo. Y vaya si lo logró, que incluso hoy, seguimos teniendo La Eneida como referencia.
¿Y qué tienen que ver Lamine Yamal y Nico Williams con Eneas?
Pues mirad qué inteligente fue Augusto.
Para unificar su propio imperio y fortalecer los lazos entre sus pueblos, relacionó a todos los habitantes con los grandes del momento: los troyanos, los griegos. Eneas escapó de ese universo y convirtió Roma en su hogar.
Para fortalecer los vínculos nacionalistas entre todos los residentes del imperio, proporcionó un mito fundacional con el cual todos podían identificarse: los nacidos en Roma, los pueblos conquistados, los cartaginenses divididos… todos, absolutamente todos, podían encontrar en Eneas un vínculo de unión.
Para divinizar su mandato y bendecir la nacionalidad romana, destacó la divinidad de Eneas (era hijo de Venus), y su constante comunicación con los dioses: su aventura era el resultado de las órdenes divinas y las continuas conversaciones con su padre, ya fallecido, quien le instaba a cumplir su misión celestial.
La epopeya celebra las virtudes romanas tradicionales como la piedad, la lealtad, el deber, el sacrificio personal por el bien común…etc. Y Eneas encarna todos estos valores y sirve de modelo para los ciudadanos romanos.
¿No os suena este último párrafo a los comentarios de Luis de La Fuente en rueda de prensa todos estos días de Eurocopa?
A mí sí, muchísimo.
Cuando exponía las pretensiones de Augusto al ordenar la escritura de La Eneida, ¿no os trae a la mente imágenes, tweets, memes y videos de estas últimas semanas antes y después de la victoria en la final contra Inglaterra?
A mí, un montón. Y estaré escribiendo sobre ello en mi página de los Cuentos del Medway por si queréis leer más al respecto.
Así pues, volviendo a la primera pregunta de si Nico Williams y Lamine Yamal podrían ser los Eneas españoles del siglo XXI, no afirmaré categóricamente que lo sean, pero sí que han hecho aflorar sentimientos de unidad entre los españoles no vistos en mucho tiempo. Qué curioso, también estos dos futbolistas vienen de tierras lejanas, como Eneas tras la ruina de Troya.
Sí, ya lo sé: ¡es fútbol, solo fútbol!
Pero el sentir que genera va mucho más allá del deporte. Lo mismo produjo Eneas para los romanos del siglo primero y su consolidación como imperio.
Durante unas semanas hemos podido constatar un aire de júbilo, unidad, sano orgullo por lo propio y compañerismo en el sentir general de un pueblo unido por unos símbolos y un color, el rojo.
Eneas sirvió como mito fundacional del imperio romano y consolidó una era de paz y prosperidad: la Pax Augusta de los primeros siglos de nuestra era. Les dio cohesión y un motivo.
¿Cuál podría ser el mito fundacional español, si es que lo hay, o debe haber?
¿Y el europeo?
Tampoco olvido a todos los detractores que se opusieron a que Eneas fuera vínculo unificador. Claro que no. Los hay. Augusto también los tuvo, pero esos no pasaron a la historia; él sí.
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Comentarios
Me niego a que el fútbol sea el único punto que nos una, que eso sea el "mito fundacional" de algo.
Y no me importa no pasar a la historia por pensar así 😂
Buenas noches
Hasta cierto punto, sí, estoy de acuerdo contigo, Gaspara. Aunque el fútbol, como cualquier otro deporte o expresión cultural, baile, etc., crea lazos de unión mucho más profundos de lo que parece.
Lo que sería genial descubrir es: ¿Cuál, quién o cuándo podría ser tratado como Mito Fundacional en España, si es que lo tiene y/o si es que lo necesita?
Me encantaría escucharte o reflexionar juntos esto.